Al abuelo de esta historia, además de tener un bigote retorcido y ser un gran mago, le encanta divertirse y hacer cosas que no a todos los adultos les gusta hacer. Un día pierde a su changuero saltarín y acompañado de sus tres pequeños nietos inicia la búsqueda por mares, ríos y praderas. Los textos escritos de manera rítmica y sonora brindan la posibilidad de jugar con las palabras.