Todas las puertas se han ido cerrando. Una voluntad que no cede y busca descuidos de los carceleros. Las puertas de los cuartos, las del patio, las puertas de las neveras, la puerta que comunica una casa con la otra. Todas cerradas con candado, salvo la puerta que abre al jardín. «El jardín», de Yolanda Pantin