Un pensamiento que percute en el oído, vibraciones que guían una mano que escribe, poemas que devienen escritura, la escritura como transcripción de la música del pensamiento. O en palabras de Julieta Marchant: «Escribir como quien se entrampa en un pensamiento y de pronto se desvía y reanuda la primera sílaba, el balbuceo inicial, el asombro que dejaba una herida».