Llegué al haiku en 1996 de una forma accidental, en el día a día de una estudiante de intercambio, cuando visité Japón por primera vez. Los amigos japoneses lo practicaban en voz alta, lo leían en los periódicos y en el reverso de una bolsa de té o de una lata de refresco. Ojalá que estos Reflejos se desprendan con la suavidad, el humor y delicadez de los grandes maestros que visité en lecturas y traducciones. Si reflejo viene del latín reflexus: acción de volver hacia atrás , y si reflejo se dice de la luz, del conocimiento, del dolor o de la respuesta a un estímulo, entonces escritura, traducción y haiku son reflejos del instante, de los lugares contemplados y de uno mismo. Que maravilla si el lector llega a reflejarse, pues , es estas brevedades y su viaje se multiplique.