Cuéntame algo, aunque sea una mentira imprime una discusión crítica sobre los fundamentos teóricos de la antropología y de las prácticas usuales en el campo etnográfico. Esta reflexión se completa con un provocador capítulo en el que la autora, a través de su biografía intelectual, cavila sobre su propia posición de marginalidad como inmigrante cubana al ingresar al establishment universitario estadunidense.