Este libro es una casa que se abre para ser explorada desde la inercia de lo cotidiano: la lista del mercado, las baldosas percudidas, las rutinas matutinas. Los dibujos de la artista Adriana Berrío se entretejen con los poemas de Fátima Vélez en un desorden que indaga por la naturaleza de lo doméstico y revela la sustancia de lo vivo y lo blando.