El humorismo puede ser una forma de pudor y aun de cortesía en quien narra situaciones escandalosas desde los cánones de la moral convencional. La ironía puede establecer distancias entre el sujeto que contempla y el objeto contemplado: distancias que fingen amortiguar el asombro ante lo desconocido, la perplejidad ante lo insólito y el espanto ante lo horrible. Humorismo e ironía no son simplemente “rasgos de estilo”, meros tics verbales, en los relatos de Ana maría Shua. Son, en esencia, sus modos de ver y transmitir el mundo que atestigua e inventa a la vez. Un mundo donde mujeres engañadas se burlan del macho hipostasiado, donde hijos salvajes atormentan a la madre, donde una mujer arrastrada a un frenesí erótico comprobará que su vientre será alimento de larvas depositadas en él. También con humor e ironía, Ana María Shua propone un ordenamiento seudotemático para sus cuentos: “4 de hombres”, “3 de mujeres”, “4 altamente improbables”. Un desafío al lector. Quizá no haya clasificaciones más falaces o arbitrarias que las temáticas para los textos literarios. La incoherencia suele ser su resultado más evidente. Con una sonrisa, Ana María Shua sugiere al lector esta clasificación, lo cual es un modo de decirle que varias otras son posibles para relatos donde el erotismo, la fantasía y el realismo se reordenan imprevisiblemente, sin agotar la capacidad de sorprender.