En los poemas de Olivia Maciel hay un palpable sentir de travesía, donde con cada paso, con cada poema, uno se adentra en el mundo lírico de los sentidos, del intelecto, de la imaginación. A lo largo de este sendero lírico, uno encuentra lugares y personajes, entre claroscuros de sombra y luz – lo sensual, lo nocturno, fragancias, una paleta de colores, sabor de frutos, de amor, de la vida misma. Lo escuchamos en el sinestésico ámbito de flores y flamas, lo escuchamos en los silencios y en las exclamaciones de gozo, en poemas que poseen la textura y el sabor de una pintura en cada pincelada, como si fuera en nuestra propia piel. A lo largo de este espontáneo, frecuentemente inesperado sendero el lector encuentra diálogos con poetas, artistas, filósofos, ángeles, y lo Divino. Dentro de esa expresión poética acontecen siempre un audaz cuestionamiento, curiosidad, sin embargo con el reconocimiento de lo trascendente, de lo inefable. Cielo de Magnolias, Cielo de Silencios es una travesía mística que nos recuerda a lo que se encuentra cerca y sin embargo invisible, que lo que se encuentra cerca es frecuentemente objeto de negligencia y olvido, y que lo que es interno y externo en el curso de nuestras vidas, también participa de lo eterno.