Los nueve cuentos que conforman Los árboles, aunque muy distintos entre sí, comparten una característica en común: cierta presencia ominosa altera la realidad. Este extrañamiento, para los personajes y los lectores, varía en cada relato, como si se buscara catalogar esta tensión permanente. Desde la violencia encubierta de lo doméstico hasta la impronta casi onírica del instinto animal, del orden absurdo de lo cotidiano a las sombras que cubren las relaciones personales. Probando diferentes puntos de vista y procedimientos, Claudia Peña Claros logra desplegar, con potencia y sutileza, su voz marcadamente personal.