La crítica de finales de los años sesenta recibió este libro como uno de los más originales de la literatura de ficción de su tiempo, en el que se daban cita lo mejor de la tradición satírica de Quevedo a Swift, los laberintos de lo fantástico en los que se internan las más memorables páginas de Borges, la poderosa válvula de escape onírico del surrealismo y el impulso caricaturesco que permite capturar las muecas más grotescas de la historia. Planteado como un viaje simbólico de aprendizaje, y siempre desde una clara voluntad de denuncia con relación a la realidad española del momento y del pasado reciente —en especial, la Guerra Civil— La guerra de los dos mil años no gozó en su momento, sin embargo, de la misma popularidad que otras obras del autor. Se reedita ahora por primera vez desde su publicación en 1967.