Parafraseando a Whitman, esto no es un libro. Quien lo toca, toca a una mujer expuesta a la máxima de vida = literatura desde el deseo y la rebeldía, primero en el cuerpo rabioso, luego en los imaginarios del dogma y, finalmente, convirtiendo los versos cortos que eran punzadas en una narración que encabalga hasta el desasosiego. —Enrique Winter