No es un relato histórico, sino una tragicomedia que se enriquece con la recuperación de refranes, dichos populares y evocaciones de la época. Agustín de Iturbide: su fastuosa corte, sus curiosos parientes, amantes, fieles enemigos. Todo esto está visto a través de diferentes personajes en una suerte de rehilete: la costurera parisina, Madame Henriette, la princesa Nicolasa, hermana del emperador, ninfómana y cleptómana, la Güera Rodríguez y el obispo Antonio Joaquín Pérez que escucha las confesiones de Ana María, la mujer del Dragón. En 1995 ganó el premio Planeta-Joaquín Mortiz.