El blurb de Alberto Manguel en la contraportada del libro Desertar (Candaya/Dharma, 2021) de Ariana Harwicks y Mikaël Gómez Guthart, dice que "una conversación entre lectores avezados y sagaces como lo son estos dos escritores-traductores, Ariana Harwicks y Mikaël Gómez Guthart, acaba abarcando todo el espectro del quehacer literario". En mi lectura además de abarcar ese espectro me parece un diálogo iluminador por su honestidad y modestia, por no asumirse como escritores, ni traductores, por sorprenderse a sí mismos con lo que hacen, sin creérselo, por entender que la traducción es mucho más compleja de lo que nadie puede asumir.
A manera de un epistolario, comienzan el diálogo por motivo de una traducción, y después de ese momento ya no paran más hasta que se publica este libro. Son, dicen, "dos conversos conversando". Y para recoger un poco el interesante espíritu de este diálogo, acá algunas de sus máximas, declaraciones, ideas, anécdotas, confesiones.
"Estar entre dos personas que no se entienden y traducir a una y a otra en una discusión es como estar en una balacera". AH
"La aliada máxima, el soldado más devoto: no saber que se es escritor, traicionar la identidad, o llegado el caso, a lo Rulfo, una persona que escribe, nunca un escritor". AH
"Traducir es solo una forma de leer. Quizás una manera inquietante de leer". MGG
"¿Quién decide a qué países llegan las traducciones? Obviamente el mercado, la mayoría del tiempo. Y muy de vez en cuando, algún traductor o editor apasionado". MGG
"Escribir para mí siempre es enterrar algo, hacer un duelo, despedirse. La vida corriendo a la escritura, la escritura corriendo de la vida". AH
"Cuando tu libro cae en manos del traductor ya no es tuyo". MGG