La voz narrativa de Nuestra piel muerta de Natalia García Freire es la de un niño que después se vuelve hombre, Lucas, quien habla de los recuerdo de su padre, de los suyos propios y de su relación con Josefina, su madre . Originalmente publicado por La navaja Suiza en 2019 y ahora en reedición por Paraiso Perdido, habla de violencia, de encierro, de un sol que sofoca, de jardines y de la vida interior de los insectos como metáfora de la vida familiar y de la total fusión con la tierra. Un libro cuidadosamente escrito y novedoso en su premisa es ejemplo del talento que las escritoras originarias de ese país dan al mundo tales como Maria Fernanda Ampuero y Mónica Ojeda, entre muchas más.