¿Cuántas veces nos topamos con cifras, estadísticas, ensayos políticos y económicos sin detenernos a pensar que detrás de tantos números y palabras están unos seres humanos? ¿Cuántas veces tratamos de imaginarnos el día a día, los dolores, las alegrías, las nostalgias, el desgarre, los miedos, de quien vive en un país como Venezuela que se ha ido desgajando, que ha perdido su capacidad de existir como territorio de todos? Memorias de la inconformidad, a través de un diálogo que se desgrana en mails, es el diario de dos personas quienes escogieron dos caminos de vida distintos, y ahonda en sus incertidumbres, en sus rabias, en sus autocríticas feroces, en sus egoísmos y necesidad de amor. Julia y Alberto, con la sinceridad que permite la escritura y la inmediatez que exigen las nuevas tecnologías, son el espejo de dramas humanos que se han vuelto dolorosamente comunes y actuales en Venezuela y en otros países que viven y han vivido historias políticas similares. A través de sus íntimas confesiones podemos ahondar en el sentir profundo de un pueblo dividido, de personas que buscan en otras ciudades un espacio donde reconstruirse y otras que se saben incapaces de recuperar los pedazos de su propio puzzle alejados de una tierra que los vio nacer, de sus olores, colores, palabras, de los miedos conocidos, de alegrías que en ningún otro lugar podrían tener el mismo ritmo y sabor. Los unos lo hacen a sabiendas que perderán la posibilidad de esa comunicación profunda que viene de la complicidad de una cultura cotidiana que permite hablar entre silencios y los otros conscientes que se están jugando la vida en las calles de una de las ciudades más peligrosas del mundo.
Como telón de fondo ambos tienen la realidad de la historia de un país.