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Minireseña. Trazo de caracol (Plural editores, 2011) de María Soledad Quiroga

Adriana Pacheco · 12/07/2024

En su sexto poemario, María Soledad Quiroga nos entrega una obra pulida y evocadora que profundiza en la simbología del caracol, ese "huésped diminuto" que, como en su obra anterior Los muros del claustro, encarna la persistencia, la contemplación y el diálogo con el tiempo. El caracol no solo es un motivo lírico, sino un vehículo que conduce al lector por una meditación poética sobre la lentitud, la fragilidad y el vértigo de la existencia. Cada poema de este libro se desarrolla como una joya engarzada en una estructura precisa. Los versos, breves y perfectos, logran capturar tanto la materialidad del caracol –el cántaro y la voluta– como la trascendencia que su figura inspira. El movimiento espiral de este pequeño ser, que "arrastra el mundo desde su origen", se convierte en metáfora del viaje humano: cíclico, arduo y, sin embargo, cargado de sentido.

Quiroga demuestra aquí una madurez poética que combina la exactitud de la palabra con una profunda sensibilidad. La obra está imbuida de una musicalidad que llama al lector a detenerse, a habitar los versos como si uno mismo acompañara al caracol en su andar lento pero implacable. En su brevedad, este poemario trasciende lo meramente descriptivo para explorar lo esencial de la condición humana. Trazo de caracol no es solo un libro de poesía; es una experiencia de lectura que, como el rastro que deja el caracol, permanece con el lector mucho después de cerrarlo. Esta obra se suma al recorrido literario de María Soledad Quiroga como un testimonio más de su capacidad para convertir lo cotidiano y lo minúsculo en una exploración lírica del alma. Es un libro que invita a la asombrosa, personal pasión de leer.