Hace poco en una entrevista para Leyendo Lat Am a latin american book blog, Lauren Cocking me preguntó sobre el origen de nuestro interés por difundir el trabajo de traductoras y la idea de hacer visible su trabajo en nuestro proyecto. La pregunta es válida, especialmente viniendo de alguien que quiere también sumarse al esfuerzo de difundir.
En el caso de traducciones al inglés, mucho se ha hablado del famoso “3 Percent Problem” con lo que se reconoce que solamente ese porcentaje de obras publicadas en otros idiomas llegan al público anglohablante en su idioma. Para contrarrestar esto, algunas editoriales se han dado a la tarea de especializarse en obra traducida, como en el caso de Charco Press o Two Lines Press. Otras van a la obra bilingüe, como Literal Publishing o revistas como Words Without Borders.
Pero una vez que han atravesado la frontera del idioma, las obras de las escritoras que lo logran cautivan al público y reciben prestigiados premios. Ejemplo de esto hay muchos como The Adventures of the China Iron, de Gabriela Cabezón Cámara traducido por Fiona Mackintosh y Iona Macintyre, y que además fue parte del Shortlisted de The Booker Prize. Dos ganadores del Best Translated Book Award son: Umami de Laia Jufresa, por Sophie Hughes, y The Story of my Teeth de la Valeria Luiselli, traducido por Christina Macweeney (2015), que también ganó El Valle Inclán Translation Prize (2016) y el Dublin International Literature Award (2017). Otro libro es Hurricane's Season de Fernanda Melchor traducido por Sophie Hughes y ganador del Man Booker Prize. En este 2021, Grieving: Dispatches from a Wounded Country de Cristina Rivera Garza y traducido por Sara Booker ha quedado finalista en el National Book Critics Circle Prize for Criticism.
Y no es que sea necesario que un libro sea traducido para que se le reconozca, pues la calidad misma de la obra la sostiene, pero una traducción es la oportunidad de abrir mercados lectores, poner culturas en conversación que se retroalimentar de otras maneras, así como romper paradigmas sobre los géneros y temas que se escriben en español. Un buen ejemplo de esto es On Lighthouses de Jazmina Barrera, que había ganado ya renombre en su versión original, pero que con la traducción al inglés por Christina MacSweeney, logró llegar a una audiencia que ha podido apreciar que este libro de ensayos sale de lo político y de los estereotipos, como lo dice Ignacio Sánchez Prado en su artículo en Los Angeles Review of Books.
Sobre el tema de la traducción, muchos han levantado la voz para ir más allá de un entendido interés económico, y reconocer otros de sus valores como lo dice la revista Vulture en "Will Translated Fiction Ever Really Break Through?" o la discusión que se aborda en la mesa “Latin American Women Writers in Translation”(sábado 6 de marzo de 5:10 p.m. to 6:10 p.m. Central Time) en la Association of Writers & Writing Programs, organizada por Liliana Valenzuela, traductora de la escritora Sandra Cisneros entre otras. En ella, las editoras, escritoras, y traductoras, Robin Myers, Isabel Zapata, Carolina Orloff exploran otros aspectos de esta urgente conversación.
Más allá del sentido utilitario y la comunicación lingüística y semántica entre dos idiomas que algunos puedan ver en la traducción, o de la conexión entre varios mundos, es importante reconocer su valor como proceso creativo, como actividad artística, como mediación entre palabras y significados, y como negociación entre autores y otras maneras del decir.